Una higiene diaria adecuada del ojo es crucial, tanto en pacientes que reciben tratamiento como en personas sanas, ya que la limpieza correcta es esencial para garantizar la salud ocular.
La superficie ocular y los párpados presentan un alto riesgo de contaminación y proliferación de bacterias y otros microorganismos. Esta vulnerabilidad está relacionada con una serie de factores: en primer lugar, la naturaleza acuosa de los párpados y del microentorno de la superficie ocular.
Además, una secreción excesiva de grasa o viscosa podría obstruir parcial o totalmente las glándulas de Meibomio, que son esenciales para el equilibrio correcto de la película lagrimal, que cubre, alimenta y protege la superficie ocular.
Se pueden acumular pequeñas costras y sustancias queratinizadas, producidas por la renovación celular, en las pestañas o los márgenes de los párpados.
El lavado con agua y jabón no es suficiente para limpiar correctamente el borde de los párpados. Además, el uso de algodón húmedo o toallitas no específicas puede provocar molestias e irritación como consecuencia del contacto con los filamentos de algodón o con una superficie áspera e irritante, mientras que una superficie demasiado lisa es posible que no limpie en profundidad.
En su lugar, se recomienda el uso de gasas estériles desechables, sin parabenos ni perfumes, que sean específicas para la higiene periocular diaria. Las gasas estériles, refrigeradas correctamente en la nevera, pueden ser útiles para aliviar las molestias causadas por el uso prolongado de móviles, ordenadores y tabletas.
En el caso de los niños pequeños y especialmente en lactantes, es esencial una higiene ocular adecuada, ya que los sistemas naturales de autodefensa aún no se han desarrollado completamente y se recomienda eliminar la secreción mucosa conjuntival, que a menudo, y principalmente por la mañana, está presente en párpados y pestañas y que causa irritación en la delicada piel del bebé.
Por último, en pacientes con infecciones e inflamación oculares (como conjuntivitis, chalaziones, orzuelos y blefaritis) la higiene ocular es absolutamente crucial, en combinación con el tratamiento médico adecuado. En pacientes quirúrgicos, tanto antes como después de la operación, la limpieza periocular exhaustiva es fundamental para prevenir la infección y favorecer la curación. En estos casos, es fundamental utilizar materiales de limpieza que sean estériles y de un solo uso para garantizar la asepsia y la seguridad.